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No hay premios Nóbel alternativos en política

Porque si existieran, se los darían a nuestros políticos.

Para ganar un IgNobel, el famoso premio Nobel alternativo (http://improbable.com/ig/winners/), no basta con tener una idea disparatada, hay que trabajar en ella, investigarla a fondo, como hacen los políticos catalanes. Este año de 2010 –informaba desde Boston el diario El País– destacan en el palmarés un estudio que afirma demostrar que La felación entre los vampiros de la fruta prolonga su tiempo de cópula (galardón en Biología) y un método para limpiar los mocos a las ballenas mediante un helicóptero de control remoto (Ingeniería). En este escenario no podía faltar este año una distinción (la de Economía) para los banqueros, incluidos los de Lehman Brothers, por “crear y estimular nuevas vías de invertir dinero, vías que maximizan las ganancias y minimizan los riesgos financieros en la economía mundial, o para una parte de la misma”, como indica el acta de premios.

Los IgNobel, que celebran su 20 edición, se conceden anualmente por la revista Anales de Investigación Improbable y se entregan en prestigiosa Universidad de Harvard (EE UU) en una ceremonia llena de bromas. El objetivo es “honrar los logros que hacen que la gente primero se ría y luego piense”, dice el padre de la idea, Marc Abrahams, quien al menos podría inspirar -en este punto- a los Montilla, Mas, Carods, Hereus, etc. Pero no a los del Polonia; a los de verdad. Lástima que en Harvard no entreguen copas ni trofeos en el apartado ‘Política’. Nos los llevaríamos.

Por cierto, cinco premios Nobel de verdad -de los de Estocolmo y Oslo- han participado este año en el espectáculo, y se han conchabado con los distinguidos en el IgNobel, quienes, obviamente, han acudido a la gala a desternillarse de sí mismos.

He aquí el palmarés de 2010. Además de los vampiros (a un grupo chino-británico), las ballenas (investigadores de México y Reino Unido) y los banqueros, ha recibido el IgNobel 2010 en Medicina un científico holandés por descubrir que los síntomas del asma se pueden tratar montando en una montaña rusa. El de Transporte destaca el uso de un moho mucilaginoso para determinar las rutas óptimas del trazado de la red ferroviaria, y va a un equipo británico-japonés: el Ayuntamiento de Barcelona debería contratarlos para dirimir de una vez la polémica del trazado del AVE bajo la Sagrada Familia…

El galardón de Física honra a unos neozelandeses por la demostración de que en invierno, al caminar por senderos helados, la gente resbala y se cae menos si llevan los calcetines por fuera de su calzado. El de la Paz se lo llevan unos británicos por confirmar la creencia generalizada de que maldecir alivia el dolor. El de Salud Pública destaca a unos estadounidenses que han determinado experimentalmente la escalada de los microbios por la barba de científicos que la llevan, y el de Química trata de la obsoleta creencia de que el agua y el aceite no se mezclan, yendo lógicamente a un grupo de EE UU dedicado a modelizar fugas de pozos petrolíferos. El Nóbel Ig de Salud Pública del año pasado fue muy comentado: lo ganó una doctora que inventó la manera de transformar su sostén de mujer en dos mascarillas anticontaminación, una para la dueña de la prenda (que la perdía), y otra para cualquier ciudadano próximo con problemas respiratorios.

El IgNobel de Gestión de 2010 se ha cebado en unos italianos que han demostrado matemáticamente que las organizaciones serían más eficaces si promocionaran a sus empleados al azar.

Volviendo a la política: ¡menudo descubrimiento!

[Palabra de Mono Blanco]

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