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Cultura y economía

El liberalismo económico considera la cultura como un epifenómeno de la economía, como un terreno más sobre el cual deben ejercerse opciones estrictamente individuales (que el libre tráfico favorecerá o satisfacerá).

Perseguir fines con medios individuales -que el mercado fomenta y sobre los cuales (teóricamente) prospera-, no garantiza los mecanismos sociales necesarios para la consecución de dichos objetivos, y mucho menos los culturales. La libertad cultural es la capacidad de la sociedad para “satisfacer una de nuestras necesidades más fundamentales, el derecho a definir cuáles son justamente esas necesidades” (Comisión Mundial sobre Cultura y Desarrollo, 1996).

Hace ya muchas décadas que cada generación espera como algo natural mejorar su situación respecto de la anterior. No sorprende que se consideren la innovación y la creatividad con mayor fuerza. El crecimiento económico antes de 1800 era lento, errático y sometido a bruscos retrocesos. El anhelo del progreso era casi desconocido en las sociedades premodernas; los antiguos tendían a cultivar el recuerdo de una edad de oro mítica, y a admirar, o incluso a adorar, a sus antepasados. Las sociedades premodernas vivieron pues, bajo la inercia de la costumbre y de la tradición.

Estamos ahora en una época en que la atención pública duda del progreso “conseguido” y oscila violentamente entre los resultados económicos, por un lado, y las creencias y valores que quedan en la sociedad -nuestra cultura-, por el otro. Nuestros deseos y nuestras espectativas sociales ¿se han realizado, actualmente, por sí mismos? Entonces habría que admitir –a la antigua– que el contexto cultural encauzó o enmarcó el devenir económico. ¿O es la cultura la que se adapta a la evolución económica en cada período histórico?. Si la hipótesis por antonomasia de los economistas afirma que la cultura se deriva de la situación económica, entonces, en esta tesitura, el futuro inmediato en España (y Cataluña), estaría en un momento duro. Los desastres acaecidos son tan brutales, que entre los colegas de la disciplina del dinero se oyen renuncias significativas, es decir, un grito anticorporativista, un clamor por un enfoque ajeno a su materia, la apelación al borrón y cuenta nueva en política; en resumen, la apuesta desesperada por un movimiento drástico de conciencias y comportamientos…

¿Qué fue antes, la cultura o la economía?

Véase el escrito reciente de un especialista de la ciencia de Adam Smith, cuyas reflexiones finales, en cualquier caso, parecen abogar por un cambio cultural histórico (y porqué no apuntar con el dedo a Ministerios, Consejerías y Departamentos de Cultura: ¡que se muevan ellos primero en la foto!)

It’s the deleveraging, stupid

Roberto Centeno – Catedrático de Economía de la UPM (25/01/2010)

“¡Es el desapalancamiento, estúpido!”. Parafraseando la conocida expresión, “¡es la economía, estúpido!”, el reputado analista John Mauldin titulaba así un reciente comentario que es de aplicación en todo el mundo y en España, el país más apalancado del planeta, resulta el corazón de nuestra problemática económica. Mauldin explica el hecho conocido de que la crisis actual, a diferencia de las anteriores, es una “recesión de desapalancamiento”.

Nos hemos endeudado demasiado, los activos adquiridos con el endeudamiento, en contra de lo que afirmaba el irresponsable Pedro Solbes en la primavera del 2007, incitando a las familias a endeudarse más y más, “cuanto más se endeuden más ricos son”, han perdido gran parte de su valor, llevándonos a una situación de muy difícil salida, a lo que en nuestro caso se añade un modelo de Estado corrupto hasta la médula e imposible de financiar, y un sector bancario fuertemente politizado e incapaz de devolver su inmensa deuda. Una combinación explosiva, que en lugar de desactivarse se esta potenciando.

John Mauldin hace referencia en su análisis al estudio realizado por el McKinsey Global Institute (www.mckinsey.com/mgi/publications/debt-and-deleveraging/index) que muestra como los procesos de desapalancamiento han durado de media de 6 a 7 años en 45 casos posteriores a 1930, durante los cuales el crecimiento ha sido prácticamente nulo, y cuando éste proceso se prolonga, ha acabado siempre en una grave crisis financiera.

El estudio refiere, en el caso de nuestro país, un precedente de desapalancamiento a través de la inflación. “La muerte del general Franco en noviembre 1975 dejó un vacío de poder. El país adoptó una política monetaria tan expansiva que produjo un incremento espectacular de la inflación, que alcanzaría su máximo en 1977 con un 25% -en realidad el 44% a mediados de ese año-. Después, la política monetaria se endurecería y la inflación bajaría al 16% en 1980”. A continuación, explica cómo de una deuda del 120% del PIB en 1976, una bagatela comparada con la actual, se consigue bajar al 106% en 1980, gracias a la inflación -o del 105 al 92 % considerando sólo la deuda privada- pero con unas consecuencias devastadoras sobre el crecimiento y el empleo.

Aunque el estudio no lo especifica, pasaríamos de un crecimiento medio del 7,5% en el periodo 1970-75 a otro del 0,8 % en el decenio 1975-85 -el 6% la media de la OCDE- y el paro del 3% en 1973 al 35% en 1977. Y lo que el estudio denomina eufemísticamente “vacío de poder”, fue simplemente el desastre político económico de la Transición, donde un hatajo de irresponsables, ineptos o cobardes, de uno y otro signo, sentaron las bases de la ruina económica y política de España, inventando el modelo de Estado, más destructivo, ineficaz y corrupto de occidente, y un sistema partitocrático profundamente antidemocrático, que permite a unos pocos imponer su voluntad y expoliar impunemente a toda una nación. Si este país ha de sobrevivir, tendrá que barrerlo primero del mapa y volver a empezar de cero después.

En la economía real el resultado fue el hundimiento de la renta “per capita” relativa, que después de alcanzar su máximo de convergencia de todos los tiempos en 1975, el 81,4 % de la media de los 9 países del entonces Mercado Común, se desplomaría hasta el 70,8 % en 1983. Y que 35 años después no se ha conseguido superar. La renta “per capita” relativa a esos 9 países, es hoy del 79,6 % o del 97,4 % de la UE-27. Pero la prueba del nueve del desastre del modelo de Estado impuesto durante la Transición es que mientras en 1975 la renta “per capita” de Irlanda era igual a la nuestra -10.000 $-, hoy es un 30% superior, consecuencia de un modelo de Estado que nos hizo crecer por debajo del potencial, incluso en los mejores momentos, y hoy nos lleva a la ruina. En la economía financiera, se produciría la mayor crisis de nuestra historia, brillantemente resuelta por el último Gobernador con mayúsculas del Banco de España, el injustamente vilipendiado Mariano Rubio, que entre 1978 y 1983 rescató, consolidó o nacionalizó 52 entidades de un total de 100, con unos depósitos equivalentes al 20% del total.

Hoy (2009, 2010) ya no estamos hablando de una deuda del 120% del PIB, sino del 282%, la mayor en términos de PIB del mundo desarrollado: 129% del PIB empresas, 88% familias o 125% de su renta disponible, y 65% AAPP y seudoempresas públicas. El desapalancamiento ha comenzado en la parte privada y va a continuar, lo que convierte en delirantes las previsiones de consumo e inversión de los PGE de 2010, pero crece sin limite en la pública.

Según el estudio McKinsey, existen cuatro arquetipos de desapalancamiento: 1) austeridad o “apretarse el cinturón”; 2) quiebras masivas; 3) inflación elevada; y 4) un crecimiento rápido del PIB. Obviamente, en España sólo se dan dos posibilidades, la 1) y la 2). ¿Y dónde estamos nosotros?, el estudio habla de varias fases. En la primera, comienza la caída de la economía pero ésta todavía sigue apalancandose (1-2 años); en la segunda empieza el desapalancamiento y el crecimiento del PIB es “significativamente bajo” (2-3 años); y en la tercera la economía se recupera lentamente mientras el desapalancamiento continúa (4-5 años). Añade también que el crecimiento del endeudamiento público, y cita a España específicamente, puede contrarrestar las reducciones de deuda de familias y empresas, y concluye “vemos el riesgo de que algunas economías -España obviamente- pueden permanecer altamente apalancadas, lo que crearía unas perspectivas económicas muy frágiles y altamente inestables a lo largo de los siguientes 5 o 10 años”.

¿Y cómo nos aplica esta evidencia empírica? Para empezar, seguimos en la primera fase, “caída de la economía mientras sigue el apalancamiento”, “ergo” ni siquiera hemos empezado los años de “crecimiento significativamente bajo”, ¡y estos mentirosos que nos gobiernan dicen que hemos tocado fondo! Y en 2010 seguiremos igual, el despalancamiento de familias y empresas seguirá, pero el público crecerá significativamente, tanto que esto producirá un cambio mayor: en algún momento del año los mercados nos cerraran el grifo, y estaremos al borde del “default”. A partir de aquí ya no seguiremos el arquetipo 1), Gobierno y PP S.L. allá donde manda, están instalados en el despilfarro más absoluto sin intención de cambiar, excepto en la retórica. Pasaremos al escenario 2), quiebras masivas: quiebra de casi el 50% del sistema financiero, quiebra de la Seguridad Social y suspensión de pagos de España; un desastre sin precedentes en tiempos de paz. En línea con ello, la Agencia Tributaria acaba de publicar la realidad escalofriante del paro, más allá de las mentiras masivas del INEM y del INE: “El número de personas distintas que cobraron desempleo en algún momento de 2008 fueron 4.486.292”, un dato inapelable porque quien cobra el paro está parado. Y dado el incremento del montante de prestaciones en 2009, la cifra es hoy ¡6,6 millones! Algunos pueden ser parados estacionales, pero otros ya no cobran prestación alguna, o buscan el primer empleo. Los que hemos estimado el paro actual en 5,2 millones nos hemos quedado cortos.

Desde principios de año se ha producido un vuelco en la percepción internacional de nuestra economía, que contribuirá a precipitar los acontecimientos. Goldman Sachs, el primer banco de inversión mundial, recomienda desde la pasada semana vender la deuda española, para “protegerse ante un posible impago de la misma”. Deutsche Bank igual y en las próximas semanas lloverán los informes en el mismo sentido. Mientras, la prensa europea habla ya abiertamente de la suspensión de pagos de España junto con Grecia y Portugal. Además y en contra de todo pronóstico, la presidencia de la UE por Zapatero, en lugar de mejorar nuestra imagen, está contribuyendo a deteriorarla seriamente.

Da igual cuanto dinero despilfarre Zapatero en anuncios sobre su Presidencia en la prensa económica mundial, algo que no había hecho ningún otro presidente de turno, da igual lo que digan BdE, INE, BBVA que parece estar dirigido aún por Sebastián o quien sea, se acabó la fiesta, ya no hay dinero -en 2009 de cada dos euros de gasto uno se financió con deuda, en 2010 serán dos de cada tres- y la capacidad de endeudamiento llega a su fin. Sólo un giro inmediato y radical, reduciendo drásticamente el despilfarro, ¡estimado en 90.000 millones de euros casi el 9% del PIB!, y el gasto corriente; cerrando las entidades financieras inviables y acometiendo las reformas estructurales esenciales, podrá devolvernos al arquetipo 1), y a cambio de austeridad, sudor y lágrimas, conseguir en 2 o 3 años iniciar la senda de la recuperación. No sucederá, ni Zapatero ni Rajoy, en las áreas donde gobierna cada uno, están dispuestos a ello. Una pareja letal para una España en crisis.

[Palabra de Mono Blanco]

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