Una mezcla de Bakunin y Trotsky: hipnosis en el Principado. Se trata de un nuevo tipo de peronista que haría feliz a Stalin (incluso), y sin embargo, hay que creer en la regeneración de la izquierda en las tertulias de TV3. Un contrapeso imposible.
No hay toma y daca en el discurso que vampiriza la televisión pública de Cataluña. Hay una sensación de mitin generalizado, y la población asiste a la presentación de unas postverdades ingenuo-liberaloides; las que regala, entre otros, un sujeto disfrazado de banquero.
Reconozcámoslo: el esfuerzo por laminar el leninismo y la apuesta por el rol capitalista-anarquista de Pessoa están conseguidos. No obstante, alguien tiene que decirle a Antonio Baños –pues nos referimos a él– lo más evidente. No existen los toreros de extrema izquierda.
Después de abandonar la CUP por su defensa de Artur Mas (no de Durruti), Baños ha asaltado la TV con su traje de rayas y sus oximorones, es decir, con su rebanada de pan con tomate camuflada entre las piernas. Pero esto no es lo peor en los medios de la Corpo. Tampoco lo es que Baños no pegue ni brote, lo cual anularía ipso-facto un pasado ácrata-sindicalista que siempre gozaría de un fondo ético: el trabajo duro de las clases sociales menos favorecidas. Este señor viene de las bases –al parecer, con un familiar en Falange y otro en la CNT–, pero ha vivido siempre del cuento.
Lo malo no es que Antonio Baños haya conseguido no trabajar en toda su vida, sino que funcione todo él y su gracejo como opinador en los platós de Convergencia, un partido mancillado por un pecado original, también llamado el pecat del PDeCAT (Jordi Pujol), y donde el militante ordinario no es el típico holgazán chistoso.
O sea, mientras Baños torea junto a las webs más neoliberales y fascistas de Cataluña que disponen de tiempo y de subvención (véase artículo de prensa antológico de Christian Segura), hay otro Baños que aparece como la virgen del Carmen, es decir, como el eslabón perdido de TV3, lo que sintoniza en algun momento con las contradicciones del gran Marx, un teórico famoso de nombre Carlos.
Hubo gente del PSUC que en su día clavó banderillas en la “rive gauche” barcelonesa para figurar como digna y estilosa. Catalanismo esencial. Baños ni se ha olido ese “ruedo antiguo” con la bajamar que inunda su cerebro (Trump confundido con Mas, etc.). Fue quizá inteligencia tal como revela algun antiguo compañero de colegio, en su momento, sí, pero ahora apelamos a la bondad de cualquier alma caritativa, salga de donde salga. La mutación ha sido fuerte. No sabemos si hablamos de fascio puro, de la CUP pura, o de qué demonios (quizá es un trilero, como le retrató Màrius Carol), pero necesita asistencia. Apelamos a cualquier persona que trate a Baños en la actualidad y que conozca los rudimentos del psicoanálisis.
Primero, es el look. Por favor, hay que disuadirle. Aunque la mona se vista de seda, mona se queda, y lo decimos por experiencia. Dicho en inglés, este diestro es un payaso, fake-news en carne viva. Después, hay que denunciar la autosatisfacción y la holgura, consecuencia de una frustración de clase (sobre todo intelectual, inalcanzable), honda, sublimada por unas intervenciones que pretenden ser irónicas y perversas, pero se quedan en chuscas. Mentiras retratadas en calçotets de paño viejo, como de abuelo cebolleta, sobre una deuda simbólica no superada desde la niñez.
[Palabra de Mono Blanco]